Rossembert Gutiérrez Hernández, hablante de maya, en una sesión en la Cámara de Diputados mencionó su temor por la inminente extinción de las lenguas maternas.
Entre los problemas que se enfrentan se destacan la migración, aculturación, pérdida y desvalorización de la lengua materna, falta de políticas públicas con enfoque intercultural, racismo, clasismo y estereotipos.
Ante estos problemas recalcó
: “Alto al racismo y clasismo. Sí a la diversidad cultural. Sí a la interculturalidad. Sí al diálogo de saberes comunitarios. Sí a la docencia bilingüe. Sí al multilingüismo. Sí a nuestras diferencias. Sí a la tolerancia. Sí a la vida”.
México es un país rico en lenguas maternas, cuenta con 68 lenguas maternas y suman casi 7 millones de hablantes de alguna lengua indígena, con esto México se encuentra entre las primeras 10 naciones con más lenguas originarias y se posiciona en el segundo lugar en América Latina.
Dado a esto ver morir una lengua también se perderían siglos de conocimiento y tradiciones, las cuales nos han hecho y marcado como mexicanos, ya que la lengua para una persona es su primer identidad, la cual se recibe de padres, abuelos y la comunidad.
Gutiérrez Hernández propuso ejecutar Kej’lel bäl lak’ alob’bäj Ch’ol-Mayaboj (‘Observatorio juvenil indígena ch’ol-maya’) como un proyecto de impacto social que impulse los Objetivos de Desarrollo Sostenible desde la territorialidad de los pueblos indígenas.
Además invitó a repensar y asumir la responsabilidad con la docencia como miembros de la comunidad, como ciudadanos, servidores públicos, padres de familias y estudiantes. Pidió dar plazas a docentes de las comunidades indígenas, como un acto de justicia social y que las o los directivos de las universidades interculturales cuenten con título profesional.
Las lenguas maternas son una lucha de persistencia y resistencia, son voces de los ancestros que perduran en tiempos modernos.
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